Los niños pasan el tiempo con los que juegan con ellos, los jóvenes con los que comparten sus aficiones, los adultos con los conocidos en la carrera o el trabajo, los de mediana edad con quienes coinciden en intereses y los mayores con aquellos que coinciden con nuestras raíces o principios.
Ampliamos y ampliamos nuestra red personal y profesional, ansiosos de conocidos y amigos sociales y contactos profesionales, para terminar poco a poco reduciendola probablemente a principalmente cuatro tipos de personas:
– Los que marcaron nuestra vida al principio, los amigos de la infancia, aquellos que ya he dicho en otras ocasiones, que conocen nuestro yo más auténtico.
– Los amigos que tienen la paciencia de escucharnos repetimos historias de nuestra vida simplemente asintiendo con un gesto de aprobación.
– Los amigos que sabrán ir cambiando hacia deportes más suaves con los años (atrás quedó el tenis, el padel, quedará el golf y quizá terminen en el croquet).
– Los amigos con los que se queda a comer o a cenar, aquellos que saben que el mediodía es la mejor hora para disfrutar de los manjares y la buena conversación.
Amigos, verdaderos amigos, se tienen pocos, porque nos volvemos más excluyentes y selectivos. Terminamos siendo menos tolerantes ante la mala educación, los malos modos, los super-protagonistas, los voceras, los censores de vida ajena y los tristes.
Siempre he querido y quiero amigos que me hagan reír y sean mucho más listos que yo, para seguir aprendiendo sin prisa pero sin pausa.
Muy bien dicho,amiga.
Muxus