Leía el otro día que el 80% de nuestros temores nunca llegan a suceder. Gastamos mucho tiempo y mucha energía inútilmente. Con lo cara que está la electricidad, como para malgastar.
Sin grandes cortes rompedores, con la melena recta de toda vida, con el color castaño natural, siempre nos gusta llevar el pelo cómodo y funcional. Y ahora pienso que perderé el pelo y quizá la fuerza como Sansón. Está claro que un buen pelo y un taconazo ayudan. Como dice una amiga empresaria en mundo de hombres, la altura te hace invencible. ¡Y yo que no sé andar con alzas! Me falta de todo. Y encima lo dice mi amiga que mide metro ochenta y que caminamos como Tip y Coll o como el Punto y la “i”.
Menos mal que no compré mis planchas de pelo, hubiera sido un gasto absurdo. Mejor esperar y por si acaso no tirar el dinero. Si mi pelo cae e inunda la blanca ducha de pelitos negros me hará más falta el recoge-pelos. Pero no deja de ser una hipótesis. Hasta que no llegue el momento no lo sabré. Y si llega ese momento retomaré la frase familiar que abuelos repiten a nietos “muchacho, si conservar el pelo, guárdalo en una caja”.
Casi nada de lo que temes suceda, sucederá
Sígueme y da me gusta: