La revisión trimestral es una garantía, venía a decirme una compañera cuando me quejaba de lo poco que dura la alegría en la casa del enfermo de cáncer. Y esta noche mi aita me dice lo mismo, “hija, si es una bendición, con tan poco tiempo, si surgiera algo de nuevo, se vería en un momento tan embrionario que se atajaría en un sin más”. Toma mis dos oráculos. Y tienen razón.
Cada nuevo momento de pruebas y consultas, te trae recuerdos de momentos que preferirías no haber vivido, pero que, como todo, tienen otra perspectiva:
– ¿Qué es una densiometría?. Simplemente una prueba en la que te pueden decir que la degradación de tus huesos es la normal en cualquier mujer.
– ¿Qué es una momografía?. Una sencilla prueba inhumana en la que la cicatriz te recuerda que un día pasó el bisturí y que existen peores dolores que el de la depilación.
– ¿Qué es una ecografía?. Una vulgar prueba en la que hay que eliminar el contraste que te aplican, una espantosa gelatina incolora, inodora e insípida. Mejor no seguir listando.
Los médicos y enfermeros que hacen las prueban están cualificados para no informar hasta la consulta de los resultados de estos bellos eventos. Aunque cada vez sé más de la analítica, leucocitos, valores, etc. Hace ya tiempo que decidí que no jugaba a los médicos. Espero a que me digan que todo va bien. Y ¿para esto tanta vuelta?