Después de publicar el último post sobre el fricandò catalán, no podía dejar de escribir sobre el Sr. Cocido. Este plato que se repite cada semana en los menús de tantos restaurantes, en muchas casas cada domingo y en los locales más típicos de la ciudad (visítese sin duda Cruz Blanca de Vallecas), es un ejemplo del sincretismo que la ciudad ofrece. Y también lo escribo en honor a mi hermana Mila, que sigue hoy cumpleaños y sigue sustituyendo el garbanzo por la quinoa por mi bien.
No puedo dar la receta, en sentido estricto, aunque para acercarse a ella diré que conjuga los garbanzos al gusto, verduras como puerro, repollo, zanahoria y patata; carnes como tocino ibérico, tocino, jamón, morcilla, chorizo, pollo, gallina y magro, y algo más que olvido (además del cariño). Todo ello, cantan los sabios, tiene que cocerse en una olla bien grande a rebosar de agua y dejar por largo tiempo para que mezcle sabores, eleve olores y termine convirtiendo una amalgama de productos en una orquesta perfecta de texturas.
Aunque pueda parecer que el plato me gusta, va a ser que no. Desde pequeña mis hermanos, sobre todo mi hermana mayor, disfrutaba con los garbanzos dominicales cual manjar extraordinario. A diferencia de ella, para mí comer los perdigones recubierto de una piel semitransparente, suponía una tortura inimaginable. Sólo me suplía el sufrimiento de la vista de lo que se denominaba Garbanzos con la sopa que mi madre sacaba a la mesa en una sopera extraordinaria de Porcelana Irabia, en honor a la fábrica local tan presente en nuestras casas.
La mejor forma de cocinar un buen Cocido Madrileño es invitar a una amiga a casa, enseñarle la cocina, prepararle los enseres, esperar que traiga la manduca y dejarle actuar. Mientras trabaja puede sacarse un buen vino a la mesa de cocina con un jamón de levantar el sombrero, para sobrellevar tanto trabajo. El cocido lo sacara por partes, pondrá la fuente de las carnes, las verduras, la de los garbanzos y, finalmente, la sopera con el cazo que hunde y recoge cada fideo hundido.
En la mesa, no puede faltar un buen pan (algunos raritos sin gluten), cortado en trocitos más pequeños que un puño. Como postre, recomendamos, simplemente, una buena siesta. ¡Buen apetito!
Muy bien por el cocido, pero un dia tenes que dedicar una entrada a la comida argentina 🙂
Cuidate, besos
Yo amo el cocido pero lo como de una manera muy particular que algún día explicaré. Así como con el fricandó me quede fría hoy… genial
Para gustos los colores. El cocido según donde lo comas es un plato, una comida, un aperitivo o un atracón…
Coincido! Pa gustos sabores! El de Madrizz tiene mas fama pero en muchas partes del pais hay varidades de cocido y, a mi el mejor era elmde mi abuela, con muchos cardo o penca, mas ligero que el de Madrileño. Mª Jose, la proxima visita de invierno un buen cocido valenciano, dejado reposar, al menos una hora
Encantada tomo nota y voy preparando agenda. En Valencia todo es bueno. La paella es quizá el plato más conocido, pero para mi no el mejor. Los arroces al horno, por ejemplo…
Salud y saludos,