En plena crisis inicié «Crónicas de una Comunicadora», quizá los pasos previos de Sin Temor Al Tumor. Por aquel entonces, dudaba que tuviera algo interesante que contar y solo buscaba entretener a mis amigos que sufrían la crisis del trabajo, inmobiliaria, de Grecia, banca… Lo que más me preocupaba, tras ver la experiencia de otras publicaciones era mi capacidad para mantener una periodicidad adecuada. Y además, me sobraba pudor, como buena navarra, educada en la mas estricta tradición, guardamos para nosotros todo aquello que trasciende el quicio de nuestras puertas. Guardamos de forma especial el culto a nuestro San Fermin, San Francisco y Madre del Buen Consejo, nuestro salón es un salón de familia y de silencios, no solo palabras. Nuestras cocinas se llenan de olores a tomate, truchas, ajoarriero y a leche frita. En mayo cumpliré tres años de vida con el proyecto más personal y gratificante de mi vida. Este compromiso semanal me ha permite tener perspectiva de la vida, certeza de la situación y reforzar la confianza en el futuro.
Me gustaría tener la cultura de Reverte, Prada, Posadas o Dragó y soltar frases lapidarias de griegos relevantes, diplomáticos protagonistas de la historia o escritores sonoros, pero solo se me ocurre: “mirar hacia atrás, ni para coger impulso”. Esta frase que tanto me gusta no la aplico tanto como quiero, no sé si por mi marcado carácter baztanés que nos lleva a la nostalgia o por mi genética materna dada a las historias de familia.
Llevo una semana recluida en casa -obviaré las causas-, de este obligado alejamiento de la polución madrileña matinal, del trabajo duro de inicios de año centrado en la planificación del mismo y en la calendarización de trimestres, que me ha llevado a analizar el tiempo que pasamos dedicados a lo urgente frente a lo importante, centrados solo en la acción sin tiempo para la reflexión, buscando la solución de algo que vendrá dada.
Parar es bueno, aunque te sientas mal. Que te den la baja no es malo, bueno, sí para la empresa, obligada a seguir sin ti durante un tiempo, y para tus compañeros que tienen que hacer tu trabajo, si pueden.. Porque no nos equivoquemos, la carga de una baja laboral la sobrellevan los compañeros. En estos días en que sufres dolores, te medicas, empiezas a ver que como tu hay muchos, y que es cuestión de días, solo hay que tener paciencia.
Así, desde tu casa, encerrada en tus metros de los que solo usas unos pocos por el mal temple que te ocupa, te das cuenta de que sin salud no vales para nada. Y de que, con salud, estás por descubrirte...
Ma José, me encantó la foto, muy familiar y ¿te pareces a tu padre?
Es la primera vez que lo veo, Intelectual ¿ Cómo tú?
Recuerdos de familia, AMOR de familiaLo valoras cuando pasan los años y ves todo lo q han hacho los padres por uno .
¿Salud? Pues si, necesaria para «seguir viviendo» quizá alguna gripe, para hacer un parón en el día a día y reflexionar y relajarse, y ver la fragilidad del ser humano.
A curarse Ma José y seguir adelante en lo normal de cada día y quizá en lo no tan normal en algunas etapas de la vida que se presenta sin esperarlo: «Sin miedo al tumor» .
Admiro tu alegría a pesar de los pesares.
Escribir es buena terapia cuando se tienen buenos amigos.
Un beso.