Recuerdo ahora el artículo de Enrique Sueiro sobre comunicar bien las malas noticias. En el mencionado texto, el autor aboga por hacerlo de forma clara, amable, precisa, a tiempo y con credibilidad. Hoy me ha tocado decir a mis compañeros de colegio que habíamos perdido a quien fuera presidente de nuestra asociación durante bastantes años. Y no ha sido fácil por dos motivos: me afecta mucho que mueran mis cercanos de cáncer y no me gusta ser portadora de malas noticias.
Esta semana pensaba romper mi periodiciad semanal por dos motivos: los dolores de cabeza me tienen crucificada y nublan mi inteligencia, y por dejar descansar a mis 69 lectores de ayer. Esta decisión se ha visto modificada al saber que Miguel Angel nos ha dejado: excolegial como yo y Ex-Presidente de la Asociación de excolegiales.
Escribir un obituario es fácil, se narra la vida, se glosan los valores y se adorna con la impresión personal. No es el caso. Recordar al que ha sido durante tantos años Presidente de la Asociación de Excolegiales de Lecároz es sobre todo un acto de justicia y un atrevimiento para la que escribe. En este caso es, sobre todo, un agradecimiento.
Solo quiero dejar los rasgos que para mi hacen merecedor a alguien de unas palabras (y en el caso de Miguel Angel Letamendía Garay especialmente):
– Te recordará tu familia porque con ellos fortaleciste lazos que venían de forma natural pero a los que tu sumaste amor, entrega y respeto.
– Te recordarán tus amigos porque les dedicaste tu tiempo cuanto era fiesta, cuando tocaba hablar y cantar, pero sobre todo, cuando tocaba escuchar.
– Te recordarán tus contrarios porque en ti vieron a alguien que defendía sus ideas con convicción y donde encontraron debate y no confrontación.
– Te recordarán quienes no te entendían porque emanabas empuje, convicción y acción, y siempre demostraste que la constancia gana.
Nunca conocemos suficiente a nadie, pero en tu caso te fuiste sin contestarme a una pregunta: ¿por qué seguías amando tanto al colegio como cuando hacías deporte? ¿por qué nos dejaste sin poder decirte que a mi también me importa más evitar el conflicto que tener razón?
Cualquiera que dedica tanto tiempo de su vida y de forma tan desinteresada a un colegio que ya no existe, a una asociación que envejece, a un grupo tan heterogéneo y disperso, merece no un obituario, merece un monumento. Eso sí, un monumento labrado en mármol del Baztán.
Descansa en Paz Miguel Ángel
Goian bego Miguel Ángel
Que la Madre del Buen Consejo te acoja con su amor de madre y junto a ellas nos esperes a todos los que aquí nos encomendamos tantos veces en nuestras plegarias.
Nos alimentamos de la misma savia. Hemos sido celulas contiguas de la misma rama. La caida de esta hoja deja al descubierto la mejor yema. Se abrira en la proxima primavera.