Muerto el perro, se acabó la rabia. Hoy ha sido la ultima sesión de radioterapia. Planeaba por los pasillos de la clínica en lugar de caminar tranquila hacia el sótano dos. La sala de espera estaba concurrida y los habituales esperaban turno. Se ha escuchado mi nombre y apellido, bien pronunciados por fin, y rumbo al hornillo.
Como siempre el proceso era el mismo, aunque desde hace días más corto y centrado en el hueco dejado por Garbancito, pero esta vez con final más feliz. He aprovechado el tiempo para sentir cada paso desde la colocación de la cuna, el giro del aparato, los ruidos y luces, todo sabiendo que era la última. He mirado al cielo de luces LED y he dado gracias por haber llegado a este momento aunque sea cansada, dolorida de jaquecas y con el estómago cantando el maltrato.
Para qué dejar huellas, me he traído a casa la bolsita, la tarjeta control de sesiones y la horrible bata anti-perfume. La piel se resiente pero parece que aguanta, la tensión está en mínimos históricos, la cabeza me pide reposo, la espalda llora de tensión, y todo yo ansío llegar a casa. Allí podré, poco a poco, recuperar el gasto físico y armarme moralmente para afrontar nueva etapa. La radióloga me verá mañana y el oncólogo en dos días. Pero eso ya es otra etapa. Como cada día tiene su misterio, el de hoy era cerrar la etapa de churrasqueo. Lo que hoy resiente mi cuerpo, sus gritos, sus llamadas de atención, son solo la traca final. Y como en Valencia siempre hay que aplaudir y agradecer a una Mastro Fallero, sea Ballester o Tornado. Sin olvidar de dar las gracias a todos los que montan la falla, la traca y la mascletá y colaboran para que se haga la luz, el ruido y al final lloremos de alegría.
Vamos campeona que la faena ha sido de dos orejas
Por fin ha llegado, esa meta que parecía imposible ya está encima y ¿ahora que? la respuesta es fácil, ahora a recuperarse, a ir pasando, ir dejando atrás toda esta situación, eso no quiere decir olvidar, quiere decir avanzar hacia la curación definitiva y la vuelta a la vida normal. Disfruta más si cabe de este nuevo inicio, de esta nueva oportunidad de aprovechar la vida, un beso muy fuerte
Bien. Que digo, formidable!!! Has aguantado como una campeona. Poco a poco volverás a encontrarte como antes y esta etapa de la vida se instalará cómodamente en tu pasado.
Medalla de oro en nuestros corazones.