Escribir, escribir y escribir bien eran mis sueños de niña. Pero desde hace unos días, las fuerzas faltaban para continuar con el empeño. Hoy ha salido el sol, el dolor ha remitido pronto y me he visto bien como para escribir. Bien es verdad que ayer el masajista me animó a continuar, a seguir al corazón y poner todo el alma.
En los últimos días, terminado el paso por el hornillo, he pasado a la rutina del aderezo. Ahora toca un tratamiento diferente. Es la hora de la química. Casi nada. También en esta etapa te dicen que no hay casi efectos secundarios, que solo el cansancio y pequeños cambios de humor. Lo cierto es que las jaquecas no han cesado y los dolores de estómago tampoco. Pero no, no hay efectos secundarios, sólo efectos colaterales.De las bombas atómicas a las armas químicas, menos efectista pero más sutiles.
Tras días de desesperación, cansancio, hartazgo y un cuerpo irreconocible, hoy se ha convertido en un día de luz, luz de casi julio. Los médicos solo dicen que todo es normal, que la recuperación lleva su tiempo y que las fuerzas deben concentrarse en lo verdaderamente importante. Pero… ¿qué es importante? Importante es tener un día bueno para sobrellevar los días malos, importante es dormir un día para recuperar las noches en vela, importante es que asiente la comida por todos los días de desgana, importante es que un día la cabeza no duela por todos los días de dolor permanente. En resumen, importante es recobrar fuerzas y que Garbancito realmente se limite a un recuerdo de abril.
Es una gran alegría saber que vas para arriba y te recuerdo que estamos a tu lado siempre