El acceso a la pequeña caja de pastillas de hormonoterapia esta semana en tierras frías me ha permitido ver un museo de arte que por inesperado me llenó de felicidad, y también recorrer las tierras en las que alguien muy querido trabajó durante mucho tiempo y muy duro. Donde se enamoró del Pais Vasco para siempre.
Caía la noche fuera de casa por primera vez desde hacía mucho tiempo, cuando me di cuenta de que mi almohada es una compañera de viaje de lujo. No puedo salir sin obviar mis pastillas, pero la salud es mucho más que tomar cada día esa dosis prescrita a la hora indicada. Cuando las jaquecas sólo te dan cuartel a ratos, dónde reposar la cabeza cuando la oscuridad llega a la ventana es clave. Ella te acoge y recoge como una madre amorosa, como un amante entregado, como un amigo incondicional en día de lluvia.
Un verano llegué a casa de mi madre y me dejó una almohada que no le gustaba, entonces descubrí que solo estás bien cuando duermes bien. Y desde entonces replico la almohada en donde estoy. No es baladí la relación con una almohada. Comienzas por valorar su peso y textura, es el acercamiento a su aspecto, a su altura y a su flexibilidad. En un segundo momento, la almohada te acoge con su suavidad hasta que caes rendido, aunque haya interrupciones, y sucumbes agarrándote a ella con afición. Por último, cuando llega la mañana, el largo cojín te devuelve a la realidad, te permite elevarte y despertar, es cuando te das cuenta que has dormido…, y que toca levantarse.
El día que me extirparon a Garbancito la almohada olía a productos desinfectantes, era áspera y dura, como queriendo llamar a la fortaleza. El día de la casa familiar en la playa, era baja y blanda, olía a mar e invitaba a levantarse. El día del hotel en mi primera excursión era doble, con una sola no valía así que dupliqué para buscar el alto de mi cuello, en este caso olía a limpio, a fino y sobre todo a nuevo.
Hoy sueño con volver a mi casa, abrazar mi almohada Petronila*, aunque siga sin poder dormir toda la noche, dejar que me arrope como acostumbra y, sobre todo, levantarme sin dolor de cabeza. Pero los sueños, sueños son. ….. y yo espero cumplirlos casi todos.
*Diminutivo de Petronia. Derivado del latín “Petronius” significa "Aquella que tiene un carácter muy fuerte" "Firme como una roca". En realidad es la adaptación Dunlopillo más comercial pero menos glamouroso.
Me ha gustado muchísimo.
Tu escritura es directa y hermosa.
Por favor, sigue hablándonos de tus cosas.
Un fuerte abrazo.
Ángeles
Gracias Angeles, intento cada día escribir como es la vida: un reto y una oportunidad. Maestros de la comunicación he tenido!!! El discípulo tiene que intentar mejorar, y yo aprovecho para disfrutar.
Sigue con tanta fuerza porque inspirarás a muchas personas.
Mucha fuerza ?
Cada mañana Petronila me recuerda que tengo mucho por hacer…
Esa Petronila, Es testigo de cargo. Compañera de «viraje «muda e incondicional. Una monería Se deja acomodar y retuerces a tu modo. Y en caso de caída amortigua el golpe y si la caida va mas alla en el ? te da la mano en el vertigo del sueño. A acuérdate de cuando caia «Alicia». Siento queya quieres retomar tu casa y encontrarte con lo de todos los dias. Volver a la Capital. Ya terminaste de estar en Burgos….
Si ya de vuelta en casa. Petronila esperaba tranquila. Sabe que siempre vuelvo junto a ella.
Creatividad y confianza. Dos buenas maneras de enfrentarse a lo que la vida nos propone. Sobresaliente tu actitud. Un besito grande.
Sólo con esta convicción y poniendo los medios se logra. Y renovando cada día.
Viva Petronila!!
Jajaja….viva la buena actituD. MariaJose…..!y comparsa….