Vuelta a radioterapia por un día

UnknownDurante unos meses la clínica fue como una segunda casa en la que veraneas o te haces tratamientos (operaciones, radioterapias, quimioterapias…), depende de los casos. Con la llegada de septiembre, y tras un mes de vacaciones, vuelvo a retomar el paseo ahora menos empinado.

La primera cita otoñal (valga la licencia) es con radiología donde tantas mañanas pasé ratitos divertidos de espera, viendo cómo entraban a sus sesiones mis compañeros de penurias, sufriendo los ruiditos y cosquilleos de la maquinita diabólica de churrusqueo y disfrutando de la salida de la sala acorazada a la búsqueda de la luz natural, el desayuno y, por supuesto, el sillón donde tirarme. Agua pasada.

Todo está bien, tras este tiempo de descanso, el cuerpo ha recuperado su ser natural y la piel parece sobrevivir a los calores veraniegos y a los efectos de los quemazones. Prueba superada. La piel también es reflejo del alma y si está hidratada hasta parece más joven.
Cuando visitaba este lugar a diario me parecía más grande e impresionante, pasa lo mismo que cuando vuelves a los lugares de tu niñez y piensas que no eran tan grandes. Hoy además descubro que los médicos son más grandes cuanto más les conoces y confirmo que Garbancito fue un mal visitante.

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