Volver a la actividad profesional no sólo es una obligación laboral, en el caso del cáncer es, además, un reto principal. No vuelve la misma persona que hace un tiempo limpió la mesa, ordenó los papeles y apagó el ordenador.
Las principales advertencias para el perfecto empleado recuperado son:
– Hay que dormir bien la noche anterior. Al igual que a los niños en la noche de Reyes, a veces cuesta conciliar el sueño. Y solo se trabaja bien cuando se está descansado.
– No olvidar la credencial de entrada. Cada vez hay menos porteros que nos solucionen la vida, así que es recomendable llevar la acreditación colgada desde el principio. Aunque vuelve otra persona, los demás no lo saben.
– La primera persona a quien saludar, la recepcionista. La entrada es siempre el principio, y por obvio no menos relevante recordar. Ella nos abrirá la puerta de la oficina y de las ventanas al cielo.
– Recordar la clave de acceso al ordenador antes de entrar en la oficina. Para ello lo más importante es guardarla escrita y no confiar en la buena memoria. Ella nos garantiza el trabajo y guarda nuestro futuro.
– Limpiar la mesa con fuerza. Aunque haya pasado la señora que se ocupa – ¿o quizá sea un señor…?-, repasar con fuerza ayuda a ahuyentar los malos espíritus y atraer al aire fresco. Bueno, y de paso eliminamos cualquier germen abandonado en nuestro hueco.
– Llevar dulces a los compañeros puede ser un detalle. Depende de las organizaciones. Si eres de Elizondo no puedes olvidar chocolate de Malkorra y si no has olvidado todo por la hormonoterapia claro. Si nada se lleva, es porque el tratamiento nos hace olvidar las buenas costumbres.
– Llamar por teléfono y responder las llamadas pendientes. Depende de la generación a la que se pertenezca, claro está, será sustituido por whastap, Lync, e-mail…. Si no se puede cumplir es por el efecto secundario de los dolores de cabeza que impiden hablar con sensatez.
– Cargar la mochila de paciencia a tope a la hora de contactar con helpdesk para desbloquear claves de las diferentes herramientas de trabajo. En caso de no lograrlo en el día, no marear a los compañeros, basta con esperar al día siguiente. No todo en el mismo día.
– Tomar el primer café en compañía de los compañeros. Clave pagarlo como agradecimiento al ser readmitida en el club del break-coffee.
– Dar gracias a todos y a todos por compartir camino, al de Arriba por supuesto, a los compañeros y a los médicos, por haber hecho posible que este día llegara.
Una mesa de trabajo es mucho más que un espacio de dos o sesenta metros de espacio, es el lugar donde pasaremos un tercio de nuestra vida. Por eso es importante que esté limpio, confortable y sin olores desagradables. Y para todo ello, lo primordial será que volvamos, que hayamos superado el reto de Garbancito y seamos capaces de afrontar cada nuevo proyecto como el primero del porvenir. Sin haber olvidado al menos nuestro nombre y lugar de nacimiento. En caso de duda, mirar la hoja de Alta.
Poliki-poliki primita. Todo volverá a la normalidad, pero dale su tiempo.
Me alegro tanto que ya estés de vuelta .
Recobrar la normalidad es importante. Y nos parece que fácil. Pero hay que ir poco a poco.