Cuando daba vueltas al título para el blog que iba a lanzar, empecé a escribir los que se me ocurrían y a comentarlo con un grupo reducido de personas para ver más que escuchar su reacción y opinión. Me di cuenta de que gusta el humor y la alegría, y nada la crudeza y la realidad. Y como buena navarra, opté por el camino difícil. Estos días he tenido oportunidad de compartir momentos con dos personas clave en mis últimos años, con una viví el final de una etapa profesional y la convicción de que siempre hay un nuevo camino por recorrer, con la otra tuve oportunidad de retomar, si alguna vez había olvidado, mi vocación por la comunicación. Me han regalado paz, sonrisas y un libro precioso, y obligado a rememorar cómo he llegado hasta aquí.
El día que me dieron el diagnóstico, me quedé muda ante el médico cuando me dijo que ya debía saber a lo que iba. ¡Hay que fastidiarse!. Si hubiera sido médica tampoco lo hubiera sabido, porque los médicos son muy malos enfermos y cuando van a revisión están ya en la recta final. Añadió que era maligno con cara de circunstancias y como si de un demonio se tratara. No sé equivocó seguro. Me lo extirparon en pocos días y me dejaron el “cuarto izquierdo” de mi cuerpo un poco más ligero y permanentemente dolorido. Así que TUMOR estaba claro que estaría en el título, era sonoro, era real y evitaba la palabra CANCER, con tan mala prensa y yuyo, y también esperanzada con que alguien más que mi madre me leyera.
Utilizar la palabra TEMOR en principio parecía más un juego de palabras que una necesidad. Lo habitual es que en estas circunstancias afloren sentimientos encontrados, entre los que se encuentra el temor, el enfado, la incomprensión, el descorazonamiento y la desazón. Pero, en mi caso, pensé que había que tener temor a lo desconocido, y que de tumores los médicos que me trataban sabían mucho, por lo que debía estar tranquila y confiada, es decir sin temor. El porcentaje de éxito hoy en día es muy alto (mejor no hablar de porcentajes, tan usados por los periodistas en busca de objetividad y por los médicos en busca de serenidad). Un buen amigo me dijo “hija, si eres mujer es el mejor cáncer que puedes tener y si eres hombre el de próstata, no ves que son los más extendidos y estudiados”. Cuando fui al oncólogo insistió en que no hay enfermedades si no enfermos y que no hay dos cánceres iguales, así que pensé “mi cáncer querrá ser extirpado en cuanto se entere realmente de que no soy nada agradecida, no como mucho, no bebo, estoy débil y padezco jaquecas que me crujen los viernes”, a lo cual añadí “esta enferma ya tiene suficiente con otros males (dos enfermedades crónicas me que aquejaban) como para tener que estar preocupada por una nuevo”.
En contra de la opinión generalizada, seguí aferrada a mi título, sin miedo a su dureza y dispuesta a pelear por defenderlo, convencida de la adecuación del mismo a lo que quería contar. Ahora, con la perspectiva que ofrece el tiempo, recapacito los motivos por los que no gustaba mi título y comprendo mejor. Aquellos a los que pregunté tenían temor a la palabra tumor y yo sólo tenía la obsesión por desprenderme de él y dejar este asunto cerrado lo antes posible, vamos cómo si se resumiera en un «cortar y tirar». La mayoría me orientaba a títulos alegres y vitalistas, demasiado pastelones y melosos, que al menos me valieron para arrancar sus sonrisas y más de una promesa de leer al menos una vez lo publicado. Así empezó esta aventura del blog, que resulta ser lo más gratificante de esta etapa de enfermedad. Mi compañero de trabajo me puso en contacto con quien me ayudaría, quien se encargaría de todo en los días de mi ausencia hasta que pudiera escribir. Hasta el día que escribo no nos hemos visto y tampoco lo necesitamos; pero es más importante de lo que cree en mi vida. Conté también con mi mosca cojonera, mi abogado del diablo, mi coach, mi psicólogo informal, mi corrector, un amigo incondicional que mima cada palabra como propia. Porque los amigos, hoy lo he leído de nuevo, si se marchan es porque no eran amigos. Y éste siempre está desde hace muchos muchos años.
El post de hoy, en el día del cáncer de mama, está dirigido a todos los que hoy luchan contra el cáncer o contra su propio cáncer, a quien pidió perdón a la familia por dejarnos cuando era una santa, a quien sufrió en silencio un tratamiento de años, a quien soportó con naturalidad la radio sonriendo todos los días sin excepción, a mi amiga que acaba de terminar la quimioterapia final, a quien hoy ya no quiere luchar y espera dormir por siempre. A ella, que ya no puede leerme y a un joven de apenas treinta años que dibuja para ser feliz y hacer felices, bueno, y a todos los que nos acompañan en la batalla contra el este mal. A todos, mi respeto, mi ánimo y mi gratitud por haber compartido camino.
Me encanta el nombre del blog. Ingenioso y divertido!!
Muchas gracias. Solo superando los miedos logramos avanzar. Salud y feliz otoño.
Es tu BLOG, un blog necesario.
Mi aporte, este poema: https://scontent.fmad3-1.fna.fbcdn.net/v/t1.0-9/14690896_697882107034463_2772194522626050536_n.jpg?oh=18f8a697305428b12e38752b54325551&oe=588FBE5A