Los riesgos de trabajar

¿Quién dijo que era fácil reincorporarse al trabajo? Han pasado meses desde mi vuelta al trabajo tras la baja laboral y poco a poco he ido sintiendo que mi cuerpo se recomponía. Los efectos secundarios del tamoxifeno fueron devastadores para las migrañas, que se agudizaron en periodos e intensidad. El cansancio parecía Continuar leyendo «Los riesgos de trabajar»

Un stop para volver con fuerzas

Quizás os pueda parecer que tengo un poco abandonada la periodicidad del blog, pero no, qué va, no es así. Dados los días que corren, he dado vacaciones a mis ya veinte lectores. Porque la Semana Santa es para unos un momento de oración, recogimiento y procesiones, y para muchos otros la oportunidad de dejar a un lado el ordenador, y huir de las ciudades en busca de ese mar tan acogedor, normalmente más frio de lo que quisiéramos. Continuar leyendo «Un stop para volver con fuerzas»

El secreto de mi Quiche

Cada quién tiene su plato estrella. Mi especialidad son los quiche. Todo surgió durante unas Navidades en Normandía, en casa de una amiga. Tenía entonces yo unos dieciséis años y su madre me descubrió un mundo que ya nunca abandonaría. Esta tarta salada que se rellena de jamón york, diferentes tipos de queso en cuadraditos, pimienta y sal, lo mismo sirve para un desayuno tempranero, un aperitivo de oficina, una comida de amigos que para una cena de sobrinos. Continuar leyendo «El secreto de mi Quiche»

Musas, letras y fiebre

“Que la inspiración te pille trabajando”, tiene varios autores. A mi la inspiración me pilla siempre escribiendo y reescribiendo. Pero para ello necesito tener fuerza y eso me falta últimamente.

Hace años miraba a una de las grandes Researchers en el universo Hunting. Ella pasaba poco tiempo investigando cuando yo dedicaba horas y horas hasta encontrar los perfiles acordes con lo solicitado con por el cliente. Con la escritura me falta lo mismo, escribo mucho hasta encontrar las palabras, los mensajes y los sueños contables.

Escribir es llorar, decía uno de nuestros románticos. Para mi personalmente es la catarsis que me permite analizar lo vivido, mirar el presente y prever el futuro. Quizá por ello, los últimos días no he sido capaz de escribir. La gripe me ha dejado partida: no recordaba que estoy sin defensas y me he expuesto, soy incapaz de parar y reflexionar porque no voy a ningún sitio, difícilmente podré prever el futuro si no tengo fuerzas para recuperarme de 39 de fiebre mantenidos durante cinco días.

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Como Forges: sin remedio

Se publicaba una nueva viñeta de Forges. Cuando ya su corazón no latía, seguía invitando a la sonrisa y a la reflexión desde su particular atalaya sobre el mundo. Nunca vi en su cara un rasgo de rebeldía contra el dolor y la enfermedad. No dejó que se reflejara su sufrimiento y llevó con dignidad el trabajo y la pelea sin dejar de trabajar. La última vez que vi su cara por televisión analicé su sufrimiento ante el cáncer y constaté que seguía riéndose de su enemigo, plantando cara sin temor al tumor. Continuar leyendo «Como Forges: sin remedio»

Confieso que has vivido

No me has pedido vacaciones para celebrar tu cumpleaños. Sin duda el año junto a mi ha sido duro. Me has acompañado a pruebas eternas y repetitivas, a médicos de todas las especialidades, a reconstructores de trozos de persona. Apenas tuviste tiempo para recorrer tu camino, el itinerario que hace año y miedo empezaste a construir con la planificación que solo un ingeniero sabe diseñar. Continuar leyendo «Confieso que has vivido»

La fachada no lo es todo

Puedes vestir muy bien en el trabajo pero si la salud no te acompaña, de nada vale. Y eso depende de cómo respondas a los tratamientos, de la reincidencia del cáncer y de tu actitud ante los retos de sobrevivir con alegría y sin dejar que esa enfermedad eche por tierra una bonita oportunidad laboral.

El trabajo te obliga a ponerte cada mañana el traje de Catwoman, coger tu “burra” o tu “bonsái” e ir a la oficina intentando aparcar en 2,4 metros un coche de 2,5. Otra opción es apostar por una imagen de Superwoman, más convencional, enfundada en traje chaqueta pero igual de empoderada y dispuesta a convertirse en jefa, ¿para qué? Simplemente para demostrarte que estás donde tienes que estar, porque el tratamiento y los efectos secundarios no van a impedir que cada mañana afrontes el reto de batallar por la mejora de un entorno laboral y por contribuir a una comunicación más fluida.

Otro aspecto que impulsa cada mañana es la falta de memoria para olvidar lo fugaz que es la vida. Si hace casi dos años te mirabas estupefacta el hombro, pensando cómo había cambiado al instalarse “Garbancito” en tu pecho, ahora te das cuenta de cómo el ser humano tiene la misma capacidad para olvidarse del golpe que te rompe la vida para volver a viejas y «aniquilantes» rutinas. Porque puedes encontrarte cada mañana, como quien no quiere la cosa, volviendo a horarios imposibles, sometida a estrés innecesario, abandonando la rutina de alimentación sana que tanto te costó incorporar y alejada del paseo diario que tanto aportaba, autojustificada por el frío imperante y la falta de tiempo.

Todo un montaje para demostrar que tienes superpoderes, si eso mágico, pero que no van a evitar que el médico te haga las pruebas que tocan en febrero para decirte que vas mal. Tampoco vas a huir de la vida breve, porque cualquier noche te darás cuenta que trabajar a las cinco de la madrugada es no haber aprendido la lección y comprar nuevos boletos con destino a donde no quieres volver. Porque tienes que quererte más y mejor, recordar que solo se vive una vez, pensar que solo es trabajo y que las empresas no tienen ni memoria ni corazón.

Por el contrario, brota de ti una fuente de agradecimiento que te obliga a dar lo mejor, aunque sea a costa de tu salud, sueño, tiempo, espacio de escritura y paz familiar. Te encuentras cada noche intentando hacer encaje de bolillos para que tu vida cuadre y, al final, solo tienes clara una cuestión: el cáncer puede volver, aunque no quieras.

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Ropa y algodón que no engaña

La vida laboral nos obliga a cuidar la imagen. Los Dress Code (antiguas normas de vestir) guían con mayor o menor acierto y sobre todo, como ocurría en con el uniforme de colegio, simplifican la vida, acotando los metros lineales de armario dedicados a pantalones negros, azules y cuadros, camisas blancas y rayadas, así como vestidos negros multifunción. Las opciones de nuestro casual day nos permitirán los viernes optar entre el chino, el vaquero pitillo, campaña, recto o el bordado.

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Cuesta arriba: trabajar sin flaquear

Sin darnos cuenta corre el mes de enero, planteamos los objetivos y ya hemos metido la directa. Dicen que bastan entre 21 y 30 días para crear un hábito que se consolidará en función de la motivación y la determinación.

Empecé el año con el propósito de no dejarme llevar por la vorágine a la que nos vemos abocados cuando somos responsables de impulsar proyectos. Claramente alineada con los objetivos vitales, apenas han pasado dos semanas desde el inicio y ya están rectificando como si de presupuesto se tratara. No depende solo de lo que tú quieres si no de lo que puedes.

Como en la enfermedad, en el trabajo toca lo que toca. Y cuando empieza el año y miras todo lo que hay que hacer, olvidándote de cómo estás machacando tu cuerpo con la química diaria, la insuficiente actividad deportiva y la excesiva alimentación de última hora, es entonces cuando piensas que debes repensar tu vida, trabajo y sobre todo tus sueños. Continuar leyendo «Cuesta arriba: trabajar sin flaquear»

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