Objetivo roscones de reyes

Que en un blog que nació con la experiencia traumática de un cáncer inviten a colaborar en una acción solidaria es raro, muy raro. Pues a eso me atreví yo en diciembre cuando me contaron la importancia de un trocito de roscón para niños en exclusión. Y quise ayudar con dos trocitos.

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1 de enero del 2020 Wow

Los niños pasan el tiempo con los que juegan con ellos, los jóvenes con los que comparten sus aficiones, los adultos con los conocidos en la carrera o el trabajo, los de mediana edad con quienes coinciden en intereses y los mayores con aquellos que coinciden con nuestras raíces o principios.

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2 trocitos de Roscón de Reyes


Ayer tuve la suerte de acudir a la asociación Reyes Magos de Verdad en representación de UST Global España. Esta organización cada año se ocupan de hacer llegar un regalo a niños necesitados, el que ellos han pedido, y no cualquier regalo. Continuar leyendo «2 trocitos de Roscón de Reyes»

Cantidad y calidad de tiempo

Los niños tienen toda la vida por delante, quizá por eso no les importa pasar horas chapoteando en los charcos. Los jóvenes tienen toda la vida por ganar, quizá por eso se afanan en crearse un futuro profesional y personal. Los maduros tienen la vida por consolidar, quizá por ello muchos pasan tiempo pensando en su jubilación. Los mayores tienen casi toda la vida por detrás, quizá por ello piensan en cuanto tiempo les queda o en cómo vivirla. Continuar leyendo «Cantidad y calidad de tiempo»

¿y si bajas de velocidad y evitas un accidente?

Trabajo con la intensidad de quien no ha pasado un trance y cáncer, y piensa que tiene todo por ganar. Un año, hace bastantes, soñé con liderar la comunicación de una empresa, con todo lo que suponía de redactar, mantener la relación con los medios, elaborar comunicados, impulsar acciones de responsabilidad social, trabajar un presupuesto y mucho más. Y en eso estoy, aunque olvide con demasiada frecuencia que con la salud no se juega.

Son altas horas de la madrugada cuando escribo este post, después de despertarme preocupada por no haber incluido algo más en mi plan 2020. Mejor tener menos acciones, más concentradas y focalizadas, me digo intentando dormirme de nuevo, pero no hay manera. Y me encuentro ante el papel blanco alejando la mente del quehacer diario y centrando mi atención en el sueño vital.

¿Qué hace que después de haber pasado por lo que he pasado siga dedicando tantas horas y tanto pensamiento a algo tan efímero como el trabajo? Si tuviera la respuesta clara, estaría en otra situación. Cuando termina el año, sí tengo claro que esto no puede seguir. Quizá implante metodologías agiles para buscar nuevas vías, haga más eficientes mis horas de trabajo con una concentración del esfuerzo y una dedicación diaria a mi otra vida. Son propósitos y cuentan las obras.

Cada noche al acostarme me duele donde se alojó el tumor y cada mañana sigue costándome levantarme por unos dolores reflejos de mi herencia genética migrañosa y mi dedicación a pensar más que a dejarme llevar.

Todos los barros vienen de unos lodos. No cabe duda…

La salud es lo primero

Recuerdo el día del referéndum constitucional de 1978. Era una niña cuya madre vivía la política desde la pasión por el conocimiento, la libertad y los sueños. Ese día volvió a explicarnos qué significaba para nuestro país el voto que ese día se emitía. Nos habló de país, de los padres de la Constitución, de los partidos participantes… Continuar leyendo «La salud es lo primero»

No basta con trabajar

Escribir me da la vida. Quizá lo he escrito muchas veces, pero es verdad. Lo confirmo cuando, por algún motivo, paso días sin escribir para Sin Temor Al tumor. Este periodo en que he parado de escribir, ha llegado porque necesitaba hacerlo. Sentía transmitir pensamientos y sentimientos tristes, no solo por la nostalgia que trae el otoño, los efectos secundarios de las medicaciones y el desgaste que me produce el no estar a la altura de lo que yo considero apropiado. Continuar leyendo «No basta con trabajar»

Llegó de Bulgaria y nos ganó

Soy feliz escribiendo y, sin embargo, desde que supe que había fallecido no he podido hacerlo. La leucemia pudo con ella después de plantarle cara. Desde que la conocí, me llamó la atención su enorme fuerza para afrontar la vida, las contrariedades y disfrutar de los pequeños placeres. Había llegado a España desde su Bulgaria natal buscando una vida mejor para su familia, y quizá por eso trataba siempre de ver el lado bueno de las cosas.

Por las mañanas le veía trajinar por casa con un ritmo constante, mirando con satisfacción lo realizado y sobrevolando lo pendiente con precisión. Por las tardes coincidíamos a la hora del café y lo saboreábamos antes de bajar a la playa. Cada una se pagaba el suyo con un claro sentido del rigor y curiosa dignidad. Solo el último día, en un acto de magnanimidad, me dejaba cerrar la cuenta, con un gesto cómplice y agradecido. En aquellos ratos frente al sol y al mar me contó uno de los secretos de la vida: dar a cada cosa su tiempo.

Deduje que había tenido una dura vida donde la lucha por la supervivencia y la necesidad de reinventarse le había llevado a observar todo con cierta distancia. Hablaba lo justo y escuchaba muy bien, siempre dispuesta a aprender, se tratase de historia, literatura, costumbres o cocina.

En su último wasap me decía: “ánimo María José! Tú estás de ejemplo de mi”. Esta semana lo releí y recordé que nunca le dije cuánto admiraba su capacidad de escuchar y hacer sentir al interlocutor como si de una lección de idiomas se tratara.

Se fue sin pasarme la receta del yogur y ahora siento no haberle dicho nunca que era intolerante al mismo. Ella se merecía probar su yogur y mucho más. Descansa en paz mi querida amiga y guárdame un sitio.

Día de Todos los Santos y Difuntos, y poco Halloween

Una de las satisfacciones de mi nueva vida profesional es ver el trabajo como proyectos pequeños que se desarrollan de forma ágil, que empiezan y terminan para empezar otro. Una mini acción fue Halloween. ¿Por qué nos sumamos a tradiciones ajenas y despreciamos las propias? ¿Por qué dejamos de ir a visitar a nuestros difuntos en los cementerios y mandamos a los niños por las casas? ¿Por qué nos da alergia hablar del Día de Difuntos y nos disfrazamos de forma macabra?

En el trabajo, preparar Halloween me trajo la inmensa satisfacción de encontrarme alguien que me recordó que mi tradición era otra. Pero también me ilusionó pensar cómo en la vida trabajamos para los demás. Nuestros compañeros en otros lados del mundo viven esta costumbre y la comparten. De ahí que llenáramos de pequeños carteles nuestra oficina.

Por la noche recordé la Noche de Muertos de Paztcuaro México, hace muchos años. Creo que nunca he pasado tanto frío ni disfrutado de tanto de un café con canela (que tan poco me gusta). Aquel día descubrí el amor compartido hacia los difuntos, pero también la comida, los altares, los cantos y las familias unidas.

Este año, con quien compartí aquella noche ha volado a México y se estará reencontrando con ese país al que tanto debemos. Vivo sola hoy este día que me recuerda que la vida debe ser vivida con intensidad y agradecimiento. Los muertos son nuestro pasado pero también nos recuerdan que un día les acompañaremos.

La muerte asusta porque también asusta la vida, el riesgo o la toma de decisiones. Yo tuve mucha suerte el día previo de Halloween de hace unos cuantos años cuando alguien me dijo que quería acompañarme hasta el cementerio. Ese alguien que hoy recorre México ayudando a los demás, me ha prometido celebrar nuestro día, me ha dicho que volverá, y siempre cumple su palabra.

Día de muertos si, pero Día para pensar en la vida eterna…

 

 

 

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