No me gusta limpiar, aunque me toca limpiar. No me gusta cocinar, aunque cocino. No me gusta hacer presupuestos, aunque los hago. No me gusta sacar la basura, pero la saco. No me gusta muchas de las obligaciones diarias, pero las afronto con la ilusión de terminarlas pronto. Es fácil empezar por listar lo que no nos agrada, lo difícil es tener claro lo que nos gusta.
Categoría: Caminando
Y si nos tomamos unas vacaciones
“Ser agradecido es de buen nacido”, rezaba el refranero español. Y es verdad. Y más aun cuando vemos cómo esta virtud, valor, característica, ha caído en desuso. Hay que reconocer las oportunidades que la salud, el trabajo, la vida, las vacaciones nos proporcionan, por eso hay que vivirlas como si fueran las últimas (o quizá las primeras, que tiene más emoción).
Billete al paraíso
Las vacaciones se inventaron, seguro, para descansar y coger fuerzas. Porque trabajar cansa y llega un momento en el que te das cuenta que faltan fuerzas. Me consuelo diciendo que es la edad, pero sé que desde que empecé con el tratamiento y el trabajo sin medida, mis pilas duran duran duran…. lo que la jornada de trabajo. Continuar leyendo «Billete al paraíso»
Llegué a San Fermin: ¡Viva San Fermín!
San Fermín es mucho más que un Santo y Pamplona es mucho más que una ciudad que se viste de blanco y rojo. Desde bien pequeña mis madre nos vestía y planchaba primorosamente el pañuelico que los cuatro hermanos luciríamos.
Desde entonces aprendí que para disfrutar de San Fermin hay que saber: Continuar leyendo «Llegué a San Fermin: ¡Viva San Fermín!»
Día Internacional de la Lengua de Signos
Ayer jueves se celebraba el Día Nacional de la Lengua de Signos, que busca poner en valor el reconocimiento de esta lengua universal y reivindicar mayor presencia de intérpretes. Sin duda un día importante para un colectivo que supone el 5% del población, con unos índices de desempleo que triplican al resto y con unas limitaciones de comunicación que limitan cuestiones tan sencillas como hablar con un médico o ir al banco con tranquilidad. Continuar leyendo «Día Internacional de la Lengua de Signos»
Aparcar en el trabajo sin temor a dormirse
“A quien madruga, Dios le ayuda” dicen. La realidad es así: “quien madruga, encuentra aparcamiento”. O al menos esa es la impresión que causa alguna calle aledaña a mi trabajo cuando llego y veo conductores en sus coches, posiblemente como yo escuchando la Continuar leyendo «Aparcar en el trabajo sin temor a dormirse»
Entretente y sonríe mientras trabajas
Con 8 años fui interna a un colegio en Francia. Entre las paredes de aquel lugar frio y sobrio, aprendí dos lecciones clave: no hay tiempo para aburrirse y hay que levantarse alegre cada mañana para afrontar cada día.
Una monjita anciana que no podía ya impartir clase, cocinar o supervisar las aulas donde estudiábamos, pasaba las mañanas barriendo los comedores de la planta baja con el mismo mimo con que cada mañana rezaba en la misa del amanecer. Ella, un día, cuando yo le miraba sorprendida por el rigor y constancia en los movimientos de barrido diario me dijo: no tengo tiempo para aburrirme. Sonrió y siguió barriendo. No entendía siquiera que me planteara tal cuestión. Continuar leyendo «Entretente y sonríe mientras trabajas»
Repito: lo que sobra, se extirpa
La mejor forma de afrontar la vida, quizá la única, es hacerlo con humor y con una sonrisa. Yo aplico, aunque mi origen norteño y los ascendientes de gentes recias no siempre me permiten parecer tan dulce como soy. Desde el jueves, en que me extirparon muelas, no logro sonreír, ni tomármelo con humor.
No sonrío porque no sé hacerlo. Creo que se me da mejor reír a mandíbula batiente, y eso con un boquete no queda bien. Y menos aún cuando te duelen las pestañas menos. Claro que hasta hoy no sabía que estaba tomando la mitad del antibiótico prescrito. Así, me limito a mirar de lado, para que no vean mi moflete, hablar lo menos posible y no socializar. Continuar leyendo «Repito: lo que sobra, se extirpa»
¿Acostumbrada al bombardeo?
Cada nueva revisión es como una confesión para los que sepan qué es, y un momento de preparación, manifestación, absolución y propósito de enmienda.
He comentado en varias ocasiones lo complicado de los días previos a las pruebas y la incertidumbre y el martirio de esperar a los resultados: visita al oncólogo, radióloga, ginecólogo, hematólogo, etc. Se repite el proceso, debería acostumbrarme, pero lo único a lo que me habitúo es a entregar la tarjeta sanitaria y pagar las facturas. Todo sea por la salud.
Esta semana, en la consulta para la “batalla contra las migrañas”, comentaba yo cómo el cuerpo se debe acostumbrar a los tratamientos, aunque yo no lo tenga muy claro. Sólo he tenido un mes de media paz y condiciones para ver las cosas claras. Y eso agota. Eso sí, he disfrutado este mes mirando cada hoja de árbol, bajando escaleras en la oficina, descubriendo la llegada de la primavera y remirando las publicidades de viajes soñando con una escapada.
El mundo está lleno de violencia, en actos terroristas de distintas índoles, en los políticos enfrascados en trabajar exclusivamente para las suyos desde la soberbia, en las empresas cada vez más agresivas y competitivas, en las casas con incremento de la violencia de género. Y algunos, como si fuera poco, nos obligan a tomar bombas médicas con la promesa de evitar “males mayores”. No llegan a prometer nada, los médicos se limitan a decirte que es el “mal menor”. Pero con bomba química al fin y al cabo.
Así que solo me falta un traje de amianto para pensar que cada día voy llenándome poco a poco de química diabólica que espero no contagie a mis cercanos. Al fin y al cabo, no tienen la culpa de que Garbancito quisiera alojarse un día y para no dejar huella, me den “anti-mosquitos” a diario.
¿Encontraré como los deportistas de élite una cámara de descompresión que me permita un día limpiar tanta química? Mientras llega el momento, voy a limitarme a soñar con el día en que me quiten la medicación y lleve los restos a un Punto Sigre (ese buzón en el que tirar los medicamentos no utilizados en las farmacias).
¿Celebras o cumples?
Meses de incertidumbre, dolor permanente, caída de pelo, hormigueo… ¿para qué recordar? Para agradecer este tiempo regalado en el que he podido arrinconar mi enfermedad, soñar con un nuevo proyecto profesional de envergadura y materializarlo como si no hubiera un mañana. Continuar leyendo «¿Celebras o cumples?»