Dia: 01/05/2020
Santo: San José, Día del Trabajo
Hace cuatro años, recién operada de cáncer, celebramos el cumpleaños. Mi hermana mayor, siempre fina y cercana a la tradición, me trajo un enorme bizcocho decorado, de los que sabe que me vuelven loca y alegran una tarde de merienda y lectura. Aquel día me revolvía contra el mundo y la vida por haberme traído un cáncer maligno al que todavía no había doblegado. Ese 1 de mayo, solo sabía que Garbancito había sido esperado, pero me aguardaba un largo camino de recuperación: posiblemente quimioterapia y radio.
El COVID-19 no me ha encontrado todavía, y espero mantenerlo a raya por mucho tiempo. Si tengo que cogerlo que sea cuando esté fuerte y la red de salud con espacio y medios suficientes para tratar. Mi falta de defensas me animó a pensar en confinarme desde el 6 de marzo. Compré mi café preferido, libros seleccionados, unas pantuflas, contraté ampliación de servicios de TV, cuadernos para el trabajo, tinte por si se prolongaba la estancia y productos de limpieza.
Han pasado 7 semanas. Hemos aprendido a llevar una rutina de trabajo que empieza por ir a la oficina dando dos vueltas al salón, trabajar en la mesa de la cocina como despacho, echar ambientador para que huela a oficina, tomar el café en lugar de junto a compañeros de oficina con compañero de piso. Hemos aprendido que tele-trabajar es colaborar en la distancia, ver las casas de tus compañeros y conocer a sus familias.
Siento que me repito, porque en esta situación todo parece que es igual día tras día. Hoy es diferente. No me levantaré para ir a la oficina-cocina, sino para desayunar en paz, con tiempo, unos croissants de espelta con café y fruta…
Y no, cada día tiene su misterio, y el 1 de mayo es siempre el día de mi madre. ¡Gracias ama!
GRACIAS A TODOS LOS QUE ME FELICITASTEIS, no pude corresponder a tantos amigos y a tanto cariño.
Un cumpleaños sin-fin, en «confín»…
Ni duda, muchas gracias, un abrazo, salud y saludos,