Ayer jueves se celebraba el Día Nacional de la Lengua de Signos, que busca poner en valor el reconocimiento de esta lengua universal y reivindicar mayor presencia de intérpretes. Sin duda un día importante para un colectivo que supone el 5% del población, con unos índices de desempleo que triplican al resto y con unas limitaciones de comunicación que limitan cuestiones tan sencillas como hablar con un médico o ir al banco con tranquilidad.
Hace unos años empecé un proyecto en el que buscamos incorporar personas con deficiencia auditiva y ofrecer a las empresas la posibilidad de tener un servicio de video-traducción. Tuve la oportunidad de conocer a Antonio y a Mamen de Comunicados, un joven con gran impulso comercial, familiarizado con ese mundo desde que nació, y una mujer con una capacidad de comunicación con los ojos y los gestos, que me fascinaron y con los que siempre soñé colaborar.
Esta semana, por un tema profesional, he vuelto a hablar con Antonio, están logrando hacer crecer su proyecto, superando la crisis y convirtiéndose en un referente. Pero lo que me ha llamado la atención es que sólo me preguntaba cómo estaba yo, y yo no quería hablar de mí. Cómo hablar de algo que te hace sufrir cuando quien tienes enfrente lleva peleando todo la vida. Y yo pensaba: “estoy bien, porque a pesar de los dolores que me agotan, pienso que lo mio pasará”.
Cuando mi padre perdió el oido, aprendió a leer los labios. Y nos enseñó a valorar el silencio, nunca perdió la sonrisa y siempre supo que la mejor palabra es la que está por decir. Ahora no puedo decirle tantas veces cómo quisiera lo mucho que le quiero y extraño, porque no me oye, pero he aprendido que que le basta con cogerle de la mano.
Me gustaría saber más idiomas y la lengua de signos sería una oportunidad para compartir con Mamen el placer de hacer lo que más me gusta: COMUNICAR.
Hay tantos héroes a nuestro lado, desconocidos, o a los que no prestamos suficiente atención, que debíamos parar a reflexionar de vez en cuando sobre nosotros mismos y algo tan sencillo como: de lo que me llega, que es solo ruido, que es voz y pensamiento y sentimiento. Y aprender a elegir, porque somos libres. Gracias,
Gracias tí,
Salud y saludos,