Santo: San Zósimo de Siracusa
Comienza la semana. No es un lunes cualquiera. El sábado por la noche adelantaron una hora nuestros relojes y esta ha sido la primera jornada laboral.
¿a quien le cuesta levantarse un lunes? a los perezosos que trabajan motivados solo por el dinero, tal vez, a los tristes que lo ven como una obligación, a muchos y por muchas razones, y a los insomnes como yo. Desde hace varios años, desde que Garbancito llegó a mi vida, duermo mal, no duermo, sueño mal y me levanto mal. De momento mi espíritu gana a mi cuerpo y tiro de el.
Los lunes, a pesar del cansancio especial por la ansiedad que genera el saber que tienes que dormir (que les pasa mucho a los niños), son una nueva oportunidad para vivir, para trabajar, para aprender y para construir, o al menos para mi. Es mejor amanecer y arrastrar sueño que no levantarse.
Ahora que, desde el 14 de marzo y va para largo, miramos por las mañanas soñando con salir para ir a trabajar, paradoja de muchos, es un buen momento para ver estos comienzos de otra manera. Quizá los veamos con los ojos de los niños que se ponen la mochila y esperan a sus padres en la puerta para ir al cole, pero merece la pena el intento.
Mientras haya confinamiento, la mirada de los niños es la que valdrá.