El calor en Madrid es imposible. Las calles lanzan fuego y visitar una exposición de arte es casi un esfuerzo titánico. Pero debo imponerme pequeñas metas, como la de salir de casa, aunque cueste. La propuesta que CaixaForum ofrece merece la pena. No es grande en número de obras ni autores, pero recorre en pocas salas una etapa del arte muy cercano a nosotros.
El impresionismo francés nos es quizá el más cercano de los expuestos, el tratamiento del trazo cuando tienes vista borrosa, de verdad que es muy curioso. La entreluz de la exposición permite pasearse con tranquilidad por las salas. Observar la obra seleccionada de Manet, Coubert, Van Gogh, Degas, Picasso, Modigliani, Kandinski, y Rothko, es una oportunidad para ver una exposición más llamativa por lo que representa que por lo que se presenta.
Todo en la vida es personal, por eso hay tres cuadros relevantes. Sólo mencionar el cuadro de Picasso con mujer con sombrero verde. Te plantas frente a él y descubres cómo te han gustado siempre los gorros, cómo le recortaron la melena a la protagonista, cómo también gustaba de vestir de azul y cómo en su busto hay una llamada de atención. ¿Tendría algo que extirpar o es un juego del autor? ¿Tapa su cabeza con un barquito por los efectos de la radio o pura coquetería? ¿Le recortaron mucho el pelo hasta esa melena medio cursi? ¿Viste azul por convencionalismo o por que le recuerda que es el color de la esperanza?
También está la obra de Maurice Utrillo con la Place du Teatre, Juan Gris con el periódico…, pero les falta algo de luz y rosa. Y de repente aparece ella, solo una espalda desnuda nos recuerda que sin ropa también somos poca cosa.
¡Qué maravilla la mirada de esa mujer de Picasso!!!
Un beso fuerte y mucho ánimo. Esas pequeñas-grandes hazañas de salir a ver una exposición incluso cuando no es sencillo hacerlo tienen mucho mérito.
Otro beso.