Crees que todo vuelve a la normalidad cuando te encuentras un lunes por la mañana, en la puerta de una radio, dispuesta a contar el proyecto de app YgualeX, una iniciativa de Responsabilidad Social Corporativa para la información, concienciación y movilización contra la violencia de género .
De repente, tú que vas a hablar de cómo un equipo de profesionales, tan joven que podrían llevar pantalones cortos, pero tan comprometidos y serios en el trabajo que podría servir de ejemplo para muchos seniors, de unos expertos que han compartido sus conocimientos y experiencia para abordar la temática, de quienes han vivido la lacra en primera persona, un responsable de comunicación que trabaja en silencio y de un director que es capaz de cambiar la corbata por la camiseta…, confirmas que todavía queda mucho por hacer. Queda todo por hacer. Y que has sido una privilegiada en recorrer el final del camino con todos ellos. Desde la humildad y la pocas fuerzas que todavía tienes.
YgualeX es un espacio huérfano que busca progenitor. Desde el punto de vista conceptual y tecnológico, la iniciativa está en marcha, en el patio de colegio, esperando a ser cogido de la mano y acompañado en su crecimiento. Y en todo esto piensas mientras compartes micrófono con el joven compositor de su himno que explica con pasión su creación. Porque las mujeres hacemos, dos y tres cosas a la vez, y sólo alguna vez mal.
El locutor, con la fuerza y gracia de la radio matinal, esa radio de las diez en la que se habla de sociedad, cultura y vida, te dice como si nada, vamos sin pensarlo, que la violencia de género es algo que llega como el cáncer, que nunca piensas que te puede pasar. Schock total. Casi igual.
Al final, sales pensando que, como en la violencia de género, quieres ser “no superviviente”, sino protagonista de tu propia vida, quien decidió un día, en un coche, que la Vida con mayúsculas era demasiado bella para cortarla tan pronto.
Pd. Ahora sonrío cuando pienso en mi cara al intentar responderle que sí, que sí, que la violencia de género es como el cáncer. Ni un paso atrás y como repito a mis amigas desde los quince años “Adelante chicas” pero mejor “entre todos, entre iguales».