¿Libro electrónico y rosa virtual?

Dia: 23/04/2020
Santo: San Jorge

El Día del Libro está extendido y bien extendido. En Cataluña, Sant Jordi es un despliegue de fiesta, con regalo de rosas y libros, sin entrar a si los hombres regalan rosas y las mujeres libros. Un charco que evitaré pisar. En el resto de territorios (muy políticamente correcta) principalmente lo celebramos también comprando y regalando libros (a quien cada persona -neutro- considere oportuno).

Este año no puedo regalaros físicamente libros porque:
– Colapsaría los transportes.
– Muchas de las elecciones tendrían que ver con libros que os recordarían el concepto de confinamiento.
– Veo que las editoriales han puesto a disposición tantos títulos que dudo si acertaría con el mío.
– La mayoría estáis leyendo mucho y mi recomendación cambiaría vuestra lista de prioridades.
– Y finalmente, no nos engañemos, no os estáis concentrando nada bien en la lectura.

La opción de la flor igualmente es complicada:
– A muchas mujeres les resulta insultante y prefieren libros.
– A muchos hombres les resulta absurdo, por atentar y poner en entredicho su masculinidad.
– Se sienten obligado a devolver el detalle.

Así que para evitar problemas, he decidido regalármelos a mi misma y si alguien los quiere se los reenvío en cuanto los haya leído. Y como me ahorro muchos, tengo mi BookList:
Cartas a Lucilio, de Seneca. Una recomendación que me hizo mi amigo Pepe, y que nos lleva a unas epístolas que contienen las reflexiones más profundas sobre las contradicciones de la condición humana. Absoluta actualidad
La peste, de Alejandro Dumas. El tema nos hace pensar que antes que el COVID-19 pudo haber otra pandemia real e imaginaria.
– La Celestina, un libro en el que encontrar la vida frente a frente, con uso de las palabras malsonantes que tanto gustan a los españoles y la picardía con humor más fino.
La democracia en América, de Alexis de Tocqueville siempre hay que repensar por qué estamos donde estamos.
Rebelión en la granja, de George Orwell, una novela con una dura crítica al sistema comunista, en el marco inigualable de una granja. Intemporal y para releer periódicamente.
La agonía de Cristo, de Tomás Moro. Libro escrito a las puertas de la muerte que no pudo terminar: lecciones de auténtica piedad. El autor se fija en la agonía de Cristo y piensa en la aceptación de la muerte y la oración de Cristo a Dios Padre.
He leído que no mueren las almas, Anna Ajmatova. Una recomendación de poesía, de la mano de una compañera, que me ha devuelto a etapas de vida en las que la poesía era aire limpio que respirar.
La elegancia del erizo, Muriel Barbery. El encuentro de dos personas en principio antagónicas que nos abre a un mundo sobre el que pensar con un humor que nos hace falta.
Reina Roja, de Juan Gómez-Jurado. Para los que les guste el thriller empieza a ser un clásico, para los que quieren un mundo nuevo, un autor que entra en casa para no salir a través de su Antonia Scott para quien no queda nada interesante fuera de casa. Curioso cuando muchos deseamos salir.

Eso sí, si quieres leerlos, te recomiendo:
– Bajarlo aprovechando las múltiples descargas gratuitas disponibles temporalmente.
– Comprarlos en modo e-book si ya te has enganchado a este formato.
– Cómpralo en papel si quieres soñar o vivirlo doblemente.

Si te parece una soberana estupidez esto del Día del libro te diré que no lo es, estamos perdiendo nuestra capacidad de concentración, hábito de lectura y sentido crítico.

Leer nos hace más cultos, más curiosos y nos puede salvar del aburrimiento (a los que se aburren, porque tienen tiempo).

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