El sol te da en la cara mientras cruzas el puente donde las imágenes de personajes ilustres de Burgos se yerguen a ambos lados. Y entonces, aparece ella. Es la madre de dos amigas que han sufrido cáncer, y se desliza con gracia hacia el centro de la ciudad, sabiendo reconocer lo verdaderamente importante de la vida y alejando de si las banalidades que a tantos ocupan y preocupan. Ha pasado el invierno cuidando a la segunda de las hijas que en unos ha sido diagnosticada, operada y actualmente tratada. Su sonrisa es suave y franca, refleja el convencimiento de que todo va a salir bien. Porque todo está saliendo bien. Su piel esta lustrosa con ese tono de color que refleja la vida plena, ni bronceado ni blanco, color piel madura simplemente.
Es habitual encontrar hijos que cuidan padres, hermanas que cuidan hermanas, hermanos que cuidan hermanos, gentes que cuidan gentes, pero es poco habitual que una madre con unos setenta estupendos años se dedique en cuerpo y alma a hacer la vida más fácil a una hija doliente y sonriente (según me cuenta), es infrecuente por lo anti-natural a ciertas alturas. Ella ya había cubierto el cupo de cuidados, insomnios, cansancios.
Cuando me siento con ella, sin que se dé cuenta, trato de descifrar cómo se logra la paz de espíritu, la sonrisa tranquila, la voz sosegada y la Fe ciega. Y descubro que, como casi todo, es cuestión de práctica y ejercicio. Ha batallado contra inconvenientes a lo largo de la vida y ha aprendido que: «hay que hacer lo que está en tu mano y confiar en el resultado». Sin duda, una buena lección de vida. He empezado a aplicarla y con cada incidencia en el trabajo pienso que todo tiene solución, en bloque o individualmente.
Termino el post cuando he cancelado mi visita al neurólogo para revisar las migrañas recurrentes compañeras de mi tamoxifeno. Quizá estoy ganando o avanzando en la batalla del dolor. Pero bueno, cancelar, sin que sirva de precedente. Nada es más importante que la salud, ni siquiera un trabajo…. La próxima semana vista al doctor.
PD. todo es posible también gracias a un compañero de viaje, al que no menciono, pero que merece un post.
Ufff, me has dejado sin aliento aunque con mucha esperanza en la vida?
Claro que sí, la esperanza es lo que nos destaca, pero también, como la alegría, y las ganas de disfrutar, es un ejercicio que no hay que dejar de practicar.
Las madres, bien claro queda en la etiqueta, dáselo, díselo, pidele, que ella sabrá qué hacer.
Lo que no tengo claro si las madres de ahora, y me incluyo, seremos capaces de resolver igual.
Seguramente algo se nos habrá pegado,espero.
Muxu
Mi madre siempre dice que nos quejamos de nuestras madres y terminamos haciendo lo mismo. Creo que tiene razón. Siempre me quejaba de cómo los cojines en una casa estorban y he terminado poniendo cojines como mi madre, y hasta una hermosa alfombra en el salón.
Una madre de verdad siempre está ahí, sobre todo en los momentos malos, para trasmitirnos su sabiduría desde su experiencia de vida.
Un besazo guapa
Yo conozco a esa madre y un ole por ella porque es puro amor todo lo que hace y sobre todo con sus hijas. Te quiero mucho.
Aprendamos, copiemos las actitudes de esta madre, que en cualquier familia las necesitan, necesitamos todos!
Sin duda hay que aprender de las actitudes, de las acciones y de las sonrisas. Las madres siempre son necesarias.
Gracias María José por estas palabras sobre mi madre. Un beso.
Gracias María José por estas palabras sobre mi madre. Un beso.
De nada, siempre es un placer compartir el camino con personas que sonríen a la vida en las alegrías y que le plantan cara en la adversidad.