Si estuviera de Alta ahora tendría, o no, síndrome postvacacional. Este pequeño y recurrente enemigo es anual, temporal y curable, para los que están preocupados y desazonados. Ocurre cada septiembre, lo recuerdo aunque mi memoria sea de pez y el tamoxifeno creo que está logrando que mi memoria se vaya reduciendo a mi infancia, adolescencia y universidad. Para no descentrarnos, los motivos son poco importantes, hemos perdido el hábito de levantarnos con rigor, regularidad y obligación; hemos olvidado que venimos a la vida para trabajar y para trabajar bien; hemos sobrevalorado las vacaciones. Así, es normal encontrarse fatal.
Por eso recomiendo volver un día antes de incorporarse al trabajo, empezar a poner el despertador y mirar la agenda con cariño para ver que vamos a reencontrarnos con nuestros amiguitos que no vemos desde hace tiempo, a los que podremos contar nuestras andanzas y fantasías, y los que nos mirarán con envidia o desdén. Por eso es importante plantearse la vuelta al cole con energía. Hay que preparar el uniforme con cariño, comprobar que está limpio, planchado y listo. Eso sí, tiene que ser de color para dar imagen de felicidad, con cierto aire veraniego para dar la impresión de felicidad y con toque serio-medio informal para demostrar que desde el principio de septiembre pensamos cumplir los objetivos del año.
Todo esto está muy bien si te has ido de vacaciones ¿verdad? No tanto si llevas todo el verano entre tratamientos de radioterapia, adaptación a la hormonoterapia y sus efectos secundarios, jaquecas, gastritis e insomnio. Ni qué decir que no has podido tomar el sol y desde la tercera semana de agosto has empezado a ver gentes bronceadas que regresan y lucen palmito aunque sea con algún kilo de más. Ah… tampoco es para olvidar que los calores de Madrid son secos, aunque sean de cuarenta grados, y mucho más sanos que eso de playas con humedades imposibles.
La cuestión es sencilla: Vacación/Veraneo o Baja/Reclusión. A mí este año me ha tocado baja, que es como susto, pero el año que viene me vengaré. Luzcan, luzcan palmito mientras me resguardo en mis gafas, sombrero y camiseta de manga larga… la venganza 2017 será terrible, se servirá fría y yo emergeré como sirena verde Baztán.
PD. Si después de leer este post y de tus vacaciones tienes síndrome: Llámame que te vas a enterar.
Serás como una Lamia del Bidasoa que peina sus cabellos con peine de oro…y conversa con los pastores que cuidan de sus ovejas. Todo pasa hay que SOÑAR!!! Un abrazo ….