Cada tres meses me recuerdan que estoy de paso. Cada noche siento que estoy de paso. Cada mañana cuando entro a trabajar sé que estoy de paso. Lo importante es el qué camino, hacemos, cómo y con quién.
La vida ha tomado decisiones por mí y en estos momentos debo abandonar algunos de los retos que asumí. He tenido la oportunidad de colaborar en un proyecto que me ha hecho feliz desde siempre: construir el espacio donde uno vive, se desarrolla, trabaja o disfruta. Cuando era niña soñé junto a mis amigas construir un espacio común donde creceríamos y compartiríamos la vida.
Llevo ocho meses intentando dar forma a cómo contarle a la gente lo que sucede a nuestro alrededor. En 1988 aprendí de un maestro del periodismo que lo más importante de comunicar es cómo comunicamos, tono, silencios y tiempo dedicado a la escucha. He tratado de construir una comunicación sencilla, directa y con pocos canales, porque la vida requiere de nosotros cada vez más claridad. Por eso he tratado de comunicar primero con los hechos y luego con las palabras.
En el camino que emprendí, como antes en otros antes, elegí dos tipos de zapatos:las botas de cordones que abrigan, protegen y resisten, y los zapatos mocasines que sociabilizan, pasan inadvertidos y resultan polivalentes.Me acompañé de personas que querían hacer algo diferentesy tiraron conmigo del carro. A los lados encontramos colaboradores y colocadores de piedras en las ruedas, pero de todos aprendimos. Hoy se lo agradezco porque gracias a ellos he visto más claro lo que no hay que hacer.
He hecho lo que creía que debía hacer, pese a poner en riesgo mi salud de nuevo. Desconozco que pasará este mes, pero sé hace un tiempo, en una noche de abril, toqué fondo, sola, como pasa a menudo, y después de un tiempo viendo a mi alrededor demasiado juego de malabar. Recordé entonces eso que decía el abuelo de un amigo: en esta vida te medirán por las personas que te sirvan y en la siguiente por las que hayas servido.
Importante decisión y llena de sabiduría: «Por eso he tratado de comunicar primero con los hechos y luego con las palabras».