El acceso a la pequeña caja de pastillas de hormonoterapia esta semana en tierras frías me ha permitido ver un museo de arte que por inesperado me llenó de felicidad, y también recorrer las tierras en las que alguien muy querido trabajó durante mucho tiempo y muy duro. Donde se enamoró del Pais Vasco para siempre. Continuar leyendo «Menos pastilla y más Petronila»