Y cae cada día, llega la noche y toca tomar la medicación. Solo faltan cuatro años y diez meses para dejarlo. Parece una enfermedad crónica, aunque mejor pensar que es el alimento de vida. Además, tengo suerte, el blíster es verde como el Baztán y recuerda al prado de mi valle. Continuar leyendo «Aloe: elixir, milagro o ilusión»