Algo importante no ha cambiado en la vida. Porque cada día descubro que nada es lo que parecía, no sé si le pasa a todo el mundo, aunque supongo que terminaré descubriéndolo.
El desayuno es la mejor comida del día. Nada se puede asemejar a un café largo con poca leche y un delicioso croissant. El café me recuerda como olía la casa de mi tía al despertar, como empecé a enamorarme de su sabor y jugar a descifrar sus matices de olor. Continuar leyendo «Un petit déjèneur»