Mi empresa, UST Global España, acaba de lograr el sello Top Employer 2019, un reconocimiento a la innovación en recursos humanos y por poner el foco en los empleados. Satisfecha por el hito y al mirar el distintivo rojo, pienso en el papel de las empresas como sanadoras de cuerpos y almas. Si si, he escrito como sanadoras, no es una nueva errata fruto de mi vista borrosa por la edad y las migrañas.
1- Cuando me reincorporé de la baja, tuve oportunidad de hacerlo con un proyecto de cambio en la organización. Trabajé con ilusión por un cambio de ubicación (aunque ésta me viniera mucho más lejos de casa) y me di cuenta que el lugar donde trabajamos, como nuestra casa, puede contribuir a entrar por la mañana con una sonrisa, trabajar con comodidad y salir por la tarde con satisfacción. O bueno, lo contrario. Que de todo hay.
2- Cuando empezaba a dominar los efectos secundarios de mi tratamiento hormonal, tuve la oportunidad de colaborar en la puesta en marcha de iniciativas con foco en la salud y orientadas a que todos pudiéramos optar por la vida sana: fruta, gimnasios cercanos, concienciación sobre el cáncer o violencia de género… Y entonces percibí que nuestra forma de trabajar, como la de vivir, puede contribuir a sentirnos ligeros y conscientes de la importancia de cuidarnos.
3- Cuando creía haber llegado al límite con el cambio de tratamiento, me tocó impulsar un proyecto en Navidad que conllevaba fiesta, la oportunidad de compartir, jugar a la lotería o donar juguetes. Entonces me di cuenta que, como en la amistad, los lazos que nos unen pasan siempre por caminar acompañados.
Epílogo de la escribidora: Y ahora, que ya tenemos el sello Top Employer: ¿qué toca? Simplemente trabajar, como siempre. Es bueno estar en el Top, pero lo bueno es mantenerse. Es bueno tener una empresa que favorece las condiciones a los empleados. Todo es interesante pero la clave está en uno mismo: en mantener el foco en cuidarse, porque el cáncer como la muerte no siempre avisa. Y así dar lo mejor de uno/una mismo/misma.