“A quien madruga, Dios le ayuda” dicen. La realidad es así: “quien madruga, encuentra aparcamiento”. O al menos esa es la impresión que causa alguna calle aledaña a mi trabajo cuando llego y veo conductores en sus coches, posiblemente como yo escuchando la Continuar leyendo «Aparcar en el trabajo sin temor a dormirse»