Un día llegué a ver a mi viejo profesor aquejado de un cáncer y me dijeron que había destruido mucho de lo escrito durante años, incluida su tesis sobre Unamuno. Me inundó un enfado con el, por la barbarie, contra el mundo por haber permitido que él fuera afectado, y sobre todo contra mí por no haber logrado animarle más en esa etapa.
Hoy quisiera pedirle perdón y decirle cuánto le entiendo. Pese a saber que mi lucha contra el cáncer la tengo ganada, porque yo también he tirado mucho de la mochila de la vida, donado libros que mis sobrinos no leerán, entregado a la parroquia vestidos que nadie lucirá, y no he quemado el libro porque el blog lo vas entregando y ya no es tuyo. Continuar leyendo «Quemando a Unamuno»